B3rnardoAS

Al ocaso no sonríes, Y lloras ya por costumbre. Salen a flote tus miedos Y tus ganas de gritar. Deja esta casa sin luces, Sin nada que nos alumbre. Que solo existan destellos De tu vacío llorar. Escóndete ya, ¡no tardes! En donde el negro más cubre. Podré encontrarlos, tus labios. Tu cara voy a secar. Libre en mi abrazo, si quieres, Veremos pasar este octubre. Siempre buscando tus ojos, Mirando por tu mirar. Aguardaré aun si te duermes, Hasta que al fin me deslumbre, Seré el primero que vea, Que tu sonrisa vuelve brillar.

Cuando mis miedos atacan Y por el efecto, la causa. Justamente la que más temo. Cuando mis brazos se esconden. Cuando a tu lado me siento. Entonces extraño tu abrazo Y a por tu abrazo vuelvo. Cuando se desbordan mis ojos Por ver destello en los tuyos. Mi respiración se entrecorta Y mi corazón no palpita, golpea. Cuando mis dedos secan una lágrima, Escondes tu cara, desespero, te busco Y otra, rápida, se cuela en un beso. Cuando torpe acaricio tu espalda. Cuando busco entre tu pelo. Cuando tu voz suena cada vez más baja. Hasta que reina el silencio. Cuando estallan mis nudillos Contra lo primero que no veas. Cuando sobre mil ideas difusas, El

Dichosos son esos labios que se acercan a tu boca, y tras dar algún rodeo, súbitamente la tocan. Al separarse, dichosa mano que roza tu piel, y el brazo que te rodea... Sí, es dichoso también. Dichosos son esos ojos que ven tu sonrisa luego, pestañeando muy deprisa, temiendo que acabe el sueño. En un segundo, dichoso el cuerpo entero del otro, que sin haber hecho nada lo tiene todo. Si te contara algún día todo esto, lo que ahora siento, me daría inmensa alegría dejar de amarte en silencio.

En medio de un pantano, me ahoga. ¿Merece la pena salir? Es que después... ¿qué toca? La luz la roza, Su superficie, Lisa, intacta y con espinas, como cualquier rosa ¿Cuántos lamentos guarda? ¿Cuántas lágrimas, ilusiones robadas? Y sin saber, Como un idiota caminaré, Me hundiré Y sangrarán mis heridas ante mis húmedos ojos. Pero me seguiré riendo del pasado, Y al final siempre brindaré Por la mierda de mis zapatos.

Estudiaré un idioma exótico, un idioma distinto, No tendré que ver las letras de tu nombre o apellidos. Enmudeceré, hablaré por signos, así jamás tendré que oír su sonido. Taparé mis ojos para no ver nada, o volveré a pensar en lo mismo, en ti, en tu cara, en estar contigo... Porque aunque diga que lo evito, solo pienso en que no te olvido.